Juntaletras de una noche de analgésicos

Digamos que hoy, 4 de noviembre del '24

 Desde el corazón, perdona Neruda, te destripo, manoseo y estropeo.
Pero tu voz resuena en mí, tan fuerte, tan desnuda desde que una amiga te descubrió
para mí, que te robo un cacho de tu alma:
la senda tortuosa que recorriste,
tal vez, intuyo,
se asemeja en algo a la que transito.

Debería escribir los versos más tristes esta noche.
Debería, y no puedo.
Porque no sé, no puedo.
Porque no tengo el nivel que tiene el poeta.
Me quedo en el amago del que solo junta letras.
Carezco de la valentía del desnudo,
no soy el que se ríe de las consecuencias.

Dejémoslo en que no soy el que se ríe.
Maniatado por un pudor, disfrazado de bienquedismo.
Disfrazado de quien no soy. Ando tristenfadado.
Ando parado sin freno.
Tiritan, azules, los astros, a los lejos.
Y, cuando el viento de la noche,
ese que gira en el cielo y canta, y cuando con él, a lo lejos,
también alguien canta, eso es a lo lejos, a lo lejos,
y su voz no me alcanza.