12 instantes de una gota

15 julio 2020 - Juntaletras - Comentarios -
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La sonrisa naif rara vez lo abandona. Así, en silencio, da la razón a sus hijas que le dicen: ya te vale papá, a estas alturas ya tendrías que tenerlo dominado. Y redibuja las manos de ese personaje que se le atraganta de la viñeta de la semana. Determina que buscará en internet algún tutorial para mejorar su técnica, seguro de que los hay, y muy buenos.

El gato ignora soberanamente cada solución definitiva que le ha traído de la tienda de mascotas, y sigue fiel a su costumbre de hacerse las uñas en los bajos del sofá. A ella casi se le pasa por la cabeza que no sean buenas las baratijas que le vende el chaval nuevo que la atiende allí. Ay, cómo la mira. Y se sumerge suavemente en una ensoñación para hallar qué buena excusa tendrá para otra visita, mañana.

Ha colgado la bici de los soportes de la pared. Echa un vistazo por si hay gotas en el suelo que le obliguen a darle con la fregona. Cuando no están los niños con él, los recorridos de la tarde son más largos, importan menos los charcos, y busca pretextos que alarguen sus horas fuera de casa. Tras la cena se enchufará para bucear en aquel foro de bicicletas de montaña que comparte mapas, viajes y experiencias al alcance de uno.

Ahora sí que todo ha fluido, en la enésima vez que hace el truco de los Siete Ases. Tras los incansables ensayos de los últimos días, por fin está seguro de que nadie prestará atención a ese imperceptible giro de muñeca. Mirarán al señuelo en la otra mano. Pronto volverá su mujer de su tarde de chicas, y compartirá con ella ese triunfo que, aunque suele disimularlo bien, él sabe que le encantará.

Se seca las babas de perro de las manos, las mangas e incluso de la cara, cuando cae en la cuenta de que solo con ella el bicho saliva tanto: con los niños, él alcanza el mismo nivel de excitación en sus juegos, pero no los empapa como cuando de ella se trata… Viendo la peli de esa noche, le planteará a la cuadrilla la paradoja recién descubierta, con especial hincapié en las asquerosas babas, lo que los hará reír a carcajadas.

Ha servido a su madre una segunda taza de té que alargará la conversación, con la precaución de dejarla bien a su alcance. Todo ya tiene que estarlo. Los años cuentan doble o triple desde que se quedó viuda y hasta el gesto más sencillo puede encerrar una proeza o un accidente doméstico. En el piso de arriba se oye el bullicio de su propia familia, preparando las cosas en la cocina de la séptima cena de la semana.

Su pequeña, que le ha traído una nueva obra de arte recién pintada al óleo, ha salido procurando no hacer ruido del despacho. La ha seguido con esa mirada de padre orgulloso, abrumado por tan precoz talento, y que sigue sin saber muy bien de quién lo saca. Vuelve a su interminable jornada de teletrabajo mientras recompone la postura de su espalda maltratada: enésimo repaso.

Termina de ajustar el goteo automático de las flores en su coqueta terraza. Ese rincón diminuto es el único lugar de la casa que preserva de los juegos destructivos de los niños. Conseguir la excelencia que busca, es una tarea minuciosa que, por su afán de perfección, nunca se acaba. ¿Cómo era el nombre del sustrato que le indicó por teléfono su hermana? Busca el móvil con la mirada.

Posa el boli tras rehacer los cálculos de todos los gastos de casa. Con el recorte que ha sufrido su pareja, llevan casi medio año haciendo malabares para llegar a fin de mes. No puede reprimir un escalofrío cuando imagina cómo sería si los hijos no hubieran dejado el nido aún. Si la cosa se mantiene como está, casi seguro que podrán irse en verano a aquella ganga en la montaña.

Todas las noticias económicas que ha escuchado en la radio describen un apocalipsis a cámara lenta. Ha pulsado el botón de apagado cuando por fin se ha quedado sin fuerzas para imaginar qué otros ajustes pudo hacer para remontar la situación, tras tantos intentos fracasados. Levanta un poco sus gafas y se pinza con fuerza el puente de la nariz, mientras calma su respiración y cierra los párpados.

Baja la tapa del ordenador, como si con ello fuera a olvidar la lectura del mail que le han mandado. Contiene instrucciones precisas, las de poner en marcha el expediente de regulación de empleo para la pequeña familia que compone el personal. En el último renglón, porque es uno más, su propio nombre. Tarea de autómata, para mañana, sin escapatoria.

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Fotos: 68rodenas

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